Foto: Banco Metropolitano

La sociedad cubana está llamada a informatizarse cada vez más. Desde el uso de Internet, hasta la transferencia electrónica mediante el celular, o el pago de las cuentas usando tarjetas magnéticas, son algunas de las aplicaciones en las que con más fuerza se trabaja.

Sin embargo, varias son las condicionantes que frenan estas acciones, como la falta de conectividad, demoras en las redes, o rotura de cajeros electrónicos, las cuales en muchas oportunidades, tienen como fuente directa los obstáculos que el bloqueo nos impone.

Mas, en no pocas ocasiones, hay trabas que dependen únicamente del ser humano. Un ejemplo de esto es que los domingos, la mayoría de los cajeros electrónicos se encuentren sin dinero. Ello provoca, como lo viví recientemente, grandes colas en los que sí pueden brindar el servicio, malestar en quienes han tenido que caminar medio municipio para poder sacar su efectivo, además de la consabida demora, a lo cual se añade el aumento del riesgo de poder contraer la COVID-19 en tanto mayor sea la aglomeración de personas.

Como si todo ello fuese poco, está el problema de que los billetes que allí se dispensan son de alta denominación. Lo viví en carne propia, cuando el más pequeño era de 200 pesos en moneda nacional, mientras los otros eran de 500, situación que provoca otras molestias adicionales, como experimenté hace poco, al intentar comprar una palangana y tuve que marcharme con las ganas, a pesar de tener el efectivo, pues la tendera no tenía cambio para un billete de 500 pesos.

Ante tales contratiempos uno se pregunta, ¿por qué no se busca algún método para que los domingos, al menos los cajeros que se encuentran en los bancos, estén abastecidos? ¿Cómo se hace para pagar, por ejemplo, el pan, o la guagua, cuando el billete de más baja denominación que se tiene es uno de 200 pesos, y quien debe cobrarnos no tiene cambio? ¿Acaso el cliente debe marcharse con las manos vacías porque alguien no fue previsor y en los cajeros no hay billetes de baja denominación? ¿O la solución será hacer una inmensa cola en el banco, para, tipo empresa, llegar a la caja y solicitar una X cantidad de dinero, desglosado de la forma que más conveniente le sea a uno?

Si bien el hecho de cobrar por una tarjeta tiene múltiples ventajas, sobre todo para las empresas que ya no tienen que andar con grandes cifras de dinero el día del pago, también trae consigo infinidad de dificultades, muchas de las cuales tienen la solución al alcance de la mano.

Lograr que la informatización de la sociedad no se convierta en un matrimonio mal llevado entre servicio y cliente depende, en primer lugar, de nosotros mismos.

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