
¿Qué es la felicidad? ¿Es posible alcanzarla? Lo cierto es que nadie puede definirla, pues es un sentimiento relativo, individual, y subjetivo, que se manifiesta de distintas maneras en cada persona. A fin de reconocer su relevancia, como una aspiración universal, la Asamblea General de Naciones Unidas decretó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad.
Tiene su origen en una curiosa historia ocurrida en el Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya, el cual propuso esta celebración a la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Todo comenzó hace casi 50 años cuando el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, quien ascendió al trono en 1972, a los 17 años, tras la muerte de su padre, decidió que la filosofía de su gobierno se basaría en la felicidad del pueblo.
Entonces, tuvo una rara pero genial idea, al crear el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), que mide el bienestar de una sociedad considerando el desarrollo beneficioso de los aspectos materiales y espirituales como un todo, y se utiliza internacionalmente como complemento al Producto Nacional Bruto.
Este día también celebra la inclusión, y demanda que todos los gobiernos del mundo lo tengan presente como parte de sus políticas sociales y económicas, para que de esta manera pueda existir una equidad y bienestar colectivo, que contribuya a alcanzar la felicidad soñada por todos.
Pero muchos no pueden ni tan siquiera satisfacer sus necesidades materiales básicas, pues viven en la pobreza extrema, o están expuestos a crisis socioeconómicas, guerras, violencia, discriminación, delincuencia, degradación del medio ambiente, enfermedades sin un adecuado Sistema de Salud, como la actual pandemia que afecta al mundo.
Por su causa, la humanidad atraviesa por uno de los momentos más cruciales en los últimos tiempos, con una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, e incuestionables consecuencias físicas y psicológicas.
¿Y podemos ser felices en medio de esta circunstancia?
Hay quien dice que no debemos partir del hecho de “ser felices” sino, qué podemos hacer para “estar felices”, porque es más accesible y gestionable. Además, ayudaría mucho ser optimistas, que es la tendencia a ver y a juzgar las cosas en su aspecto más favorable, y ser positivos, lo cual nos lleva a confiar en que el futuro será favorable, y aprender a afrontar las dificultades con buen ánimo y perseverancia.
Ser una persona positiva y optimista, no significa negar los problemas, sino tener la suficiente seguridad personal y amor propio, para saber que podemos cambiar el curso de las cosas, y transformar un momento triste, doloroso, o un fracaso, en una experiencia que nos hará más sabios y fuertes, para seguir avanzando.
Creo que es una decisión de cada cuál cómo asumir esta circunstancia, y aunque no todos tenemos las mismas condiciones de vida, ni debemos afrontar las mismas dificultades, de nada sirve sufrir ni lamentarnos.
Es lógico sentir miedo e incertidumbre, por eso es el momento de poner a prueba nuestra capacidad de adaptación e inventiva, y hacer todo lo posible por lograr una resistencia mental y emocional, lo cual está relacionado con la resiliencia, que es la capacidad de asumir con flexibilidad las situaciones límites, sobreponerse y salir fortalecido o transformado de esas experiencias adversas.
Tenemos que aprender a seguir adelante. Si la vida dio un giro de 180 grados, debemos girar también hasta hallar un nuevo camino, que nos permita lograr nuestros propósitos; para unos pudiera ser alcanzar bienes materiales, para otros, tener un trabajo que les permita sustentar a su familia, y vivir juntos en armonía, saludables y evitar padecer esta terrible enfermedad que nos acecha.
Aspirar a cosas materiales no es malo, porque son parte necesaria en nuestra vida, y sin dinero definitivamente no podemos vivir. A mi modo de ver, el problema estaría en que nuestra felicidad dependiera solo de eso. La fallecida novelista y poetisa Maya Angelou dijo: “…No hagas el dinero tu objetivo. En cambio, busca las cosas que amas y luego hazlas tan bien, que la gente no pueda quitarte los ojos de encima”.
Otro elemento relevante para intentar estar feliz es enfocarse en el hoy. Muchas personas pasan divagando gran parte de su tiempo, con una total ausencia del presente, de las decisiones que toman, y dejan de disfrutar el momento. Hay que aceptar que el pasado no está, ya no cuentas con el ayer, y menos aún con el incierto futuro.
También debemos ser agradecidos y apreciar lo que tenemos, y no comparar nuestra vida con la de los demás. No importa si el vaso está medio lleno o medio vacío; solo tú eres responsable de llenarlo.
Más allá de la felicidad individual, que es muy importante, debiéramos luchar también por la felicidad colectiva, ambas están entrelazadas. Debemos compaginarlas, pues la sociedad está formada por personas que comparten un espacio, que a su vez tienen metas por cumplir; su obtención contribuye al bienestar colectivo, y por lo tanto, al aumento de los índices de felicidad de un grupo social determinado. La suma de cada estado de bienestar y alegría individual puede retroalimentar a un colectivo, si somos solidarios y apoyamos a los demás.
Es importante aprovechar al máximo este tiempo para analizar qué podemos y debemos cambiar, tanto a nivel individual como social, superar los errores cometidos, abrir nuevas puertas y posibilidades, que nos permitan trabajar por un futuro mejor. Si cada cual hiciera lo que le toca, desde su pedacito, es muy probable que las cosas marcharan mejor en nuestras vidas. Nadie gana cuando empezamos a buscar culpables de nuestros fracasos. El movimiento hacia adelante es la clave.
Ahora mismo, nuestra felicidad podría ser que todos logremos vacunarnos y al fin superar esta terrible pandemia. Mientras tanto, e incluso después de vacunados, debemos actuar con responsabilidad individual para contribuir al bienestar social, que también es una manera de estar felices, y luchar hasta lograr esa sociedad soñada. Pero creo que ya no seremos los mismos, y quizás hasta hayamos aprendido a valorar la felicidad que nos proporcionan las cosas cotidianas y sencillas de la vida.
Ver además:
COVID-19, una cruel enfermedad que necesita con urgencia de la disciplina de todos
Excelente Norma Ferrás!!!
Muchas gracias por comentar
Excelente artículo, muy hecho a la par de estos tiempos. Felicidades y gracias a su autora por compartirlo
Gracias por su comentario