Nadie podía imaginar que entre esas montañas, en un suburbio de Canarias perteneciente al municipio de Telde, un adolescente analfabeto y apasionado por los deportes de combate, protagonizaría años después una de esas historias de sacrificios que hacen vibrar a los mortales de esta tierra.

La batalla diaria por la supervivencia junto a sus nueve hermanos y la educación que recibió de unos padres que jamás dejaron a la pobreza devorar los valores humanos, forjaron la personalidad del muchacho y lo dotaron de las herramientas necesarias para conquistar el mundo.

Cuando lo conocí ya tenía 52 años, se había especializado en las artes marciales, ostentaba más de 40 títulos deportivos y tres académicos, tenía un pasaporte internacional vitalicio y era un gran empresario.

Por esos azares de la vida, mientras entrevistaba a un cubano excampeón mundial de boxeo -que en ese momento fungía como su entrenador- hice amistad con este canario, y cuando me abrió la bitácora de su vida, quedé impactado.

Aquel mozalbete que comenzó a entrenar a los 16 años en el Gimnasio Judo Club Telder y que conoció las primeras letras del abecedario mientras cumplía con el servicio militar, fue creando pequeños negocios con su astucia innata, y antes de cumplir los 30 recibió el máster europeo por el Gran Empresario más joven.

Un día, echó algunas ropas en una bolsa, tomó un poco de dinero que había logrado ahorrar con el paso del tiempo, besó a los viejos y salió a recorrer el planeta para probar sus habilidades ganadas en las artes marciales y en el boxeo.

En ese periplo recorrió parte de Europa, Asia, la parte norte de África y Estados Unidos, donde se alimentó de las distintas culturas que fueran formando su carácter.

Mi amigo Fernando llegó a dominar 39 disciplinas artísticas y deportivas, entre los que sobresalen los diferentes danes alcanzados en las escuelas del Bujinkan (Ninjutsu y Bujutsu), linajes marciales antiguos que desarrollan las técnicas y tácticas utilizadas por los Ninjas en el arte de la guerra.

También obtuvo varios danes en el Jiu-Jitsu (arte basado en la defensa sin armas), el Shorinji Kempo, el Muay Thai (boxeo tailandés), y es monitor deportivo en el Kempo Da (puño método).

Desconozco si la entrevista que le hice por aquellos días ayudó a visualizar la historia de este humilde hombre de campo, que fue moldeando su vida en silencio a golpe de sacrificio y perseverancia.

Lo cierto es que la licenciada en Geografía e Historia, Luz Marina Delgado, a propuesta del cronista oficial de la ciudad de Telde, Antonio María González, presentó este jueves su biografía Una vida al límite, que veo como un premio a los que nunca entregan banderas y se superan en medio de escenarios tormentosos.

Mi amigo Fernando González Cruz, el mismo que un día soñaba con aprender técnicas de autodefensa mientras cargaba piedras y sacos de papas para subsistir, les dio a todos una lección de vida.

Jamás se dejó vencer por la ignorancia y mientras ejercía sus actividades deportivas, fundó varias empresas exitosas, entre las que sobresale una cuadra hípica de caballos de carreras, competitiva a nivel nacional e internacional.

Desde esta semana, el hijo ilustre de Telde y candidato a la Medalla al Mérito Deportivo, alcanza otro de sus sueños al ver plasmada su historia en el papel, una especie de mapa para que las nuevas generaciones sigan la ruta que los llevará a su plena realización como seres humanos y deportistas.

"Todos somos fuertes, todos podemos, solo necesitamos ser aguerridos y no ponernos excusas para superar los obstáculos de la vida. Si otro pudo, nosotros también podemos, esa es la mentalidad.

"Se necesita luchar y tener constancia y no dejarse vencer por las carencias, que son las que nos hacen crecer y fortalecer", declaró en exclusiva para Tribuna de La Habana.

"Lo primero que debe tener un deportista para triunfar es humildad, sencillez y transparencia. Debe ser leal y muy serio en su entrenamiento, para poder crear una estructura de respeto a sus entrenadores y oponentes. Ahí es donde nace la concentración, la disciplina y el enriquecimiento personal de cada cual", concluyó.

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