“Cuando interpreto una canción ajena no la siento así. La hago mía. Yo soy la canción que canto; sea cual fuere su compositor…Yo entiendo por arte dar las cosas como uno las siente, poniendo al servicio del autor la propia personalidad, y establecer esa corriente que hace que el público ría o llore, o guarde silencio”, expresó una vez este inolvidable artista.

Hace exactamente 50 años, el 2 de octubre de 1971, falleció el célebre pianista y compositor cubano Ignacio Jacinto Villa y Fernández, conocido mundialmente como Bola de Nieve. Para muchos un gran artista que estremecía con su manera tan especial de interpretar las canciones, otros no lo valoraban en su total magnitud.

Su pasión por la música lo llevó a estudiar en el Conservatorio de Guanabacoa, municipio donde nació el 11 de septiembre de 1911. En un inicio incursionó como pianista de películas silentes en el cine Carral del mismo sitio. Luego formó parte de la Orquesta de Gilberto Valdés en el cabaret La Verbena.

Foto: Tomada de Juventud Rebelde

Más tarde acompañó por primera vez a la artista cubana Rita Montaner en el Hotel Sevilla. Luego viajó a Yucatán, México, como su pianista acompañante para participar en un espectáculo de Variedades y allí se dio a conocer como Bola de Nieve, sobrenombre conque lo bautizó la reconocida cantante. Al mes siguiente fueron contratados para trabajar en varios teatros de Ciudad México.

En el teatro Politeama comenzó su carrera artística como solista. Un año después fue a Estados Unidos en compañía de varios artistas. Regresó a México, donde realizó varias presentaciones en el cine junto a Lecuona y las sopranos Margot Alvariño y Luisa María Morales.

Regresó a Cuba en 1935 para trabajar con la compañía de Lecuona. Al año siguiente, como parte de su elenco, viajó a Argentina junto a la cantante Esther Borja, la pianista y compositora Ernestina Lecuona entre otros. Allí participó en varios programas de radio y en el filme Adiós, Buenos Aires.

En 1937 realizó una gira por Buenos Aires, Chile y Perú. En 1941 volvió a la Argentina para participar en la revista de Lecuona: La Habana en Buenos Aires, en el teatro Avenida y dos años después actuó en el Conservatorio Nacional de Buenos Aires.

Trabajó en teatros de varias ciudades de España, donde se une a la Compañía de Lecuona. Luego viajaron a Estados Unidos para presentarse en el Café Society de la ciudad de Filadelfia y en los teatros Puerto Rico y San Juan de Nueva York, junto a Libertad Lamarque, entre otros reconocidos artistas.

Mantuvo en CMQ radio, el programa: Gran Show de Bola de Nieve, en el que dirigía la orquesta. Y en la década del 50 realizó varias giras por Francia, y por diversas ciudades de Italia y Dinamarca.

Después del triunfo revolucionario participó en giras por Checoslovaquia, Unión Soviética y República Popular de China. Más tarde trabajó en un restaurante mexicano y en varios programas televisivos, uno de ellos animado por la famosa actriz y cantante Silvia Pinal.

Al volver a Cuba actuó para los delegados al Encuentro Rubén Darío, organizado por la Casa de las Américas. Luego formó parte de la delegación cubana a la Expo´67, en Montreal, Canadá.

El reconocido artista cantaba en inglés, francés, italiano y portugués. Tenía una forma peculiar de interpretar sus canciones. Se dice que su mayor influencia fue de la pianista cubana María Cervantes, de la cual tomó los elementos rítmicos y la forma de acompañarse al piano.

Bola de Nieve padecía de diabetes y asma y en enero de 1969 se le descubrió una cardiopatía arteroesclerótica. Su última actuación fue el 20 de agosto de 1971, en el teatro Amadeo Roldán, durante un homenaje a Rita Montaner.

Apareció en la televisión por última vez en el programa musical Álbum de Cuba, un día después de haber cumplido 60 años. Le preparaban un homenaje en Perú, y antes de partir, concedió una entrevista a Radio Habana Cuba, la cual sería la última. Pocos días después falleció en Ciudad de México.

Al referirse al reconocido artista el poeta Pablo Neruda expresó: “Bola de nieve se casó con la música y vive con ella en esa intimidad de pianos y cascabeles, tirándose la cabeza los teclados del cielo. ¡Viva su alegría terrestre! ¡Salud a su corazón sonoro!"

Bola de Nieve no se consideraba ni cantante ni compositor, sino alguien que decía las canciones. Sin embargo, dejó para la historia musical cubana bellas composiciones como Si me pudieras querer y al menos a mí, siempre me provoca una mezcla de emoción y nostalgia escuchar en su voz No puedo ser feliz, e irremediablemente me estremece el alma.

Referencia:

Enciclopedia cubana Ecured

Ver además:

La música que nos hace soñar